Carla tiene más de 300 contactos en WhatsApp e interactúa con ellos tanto como puede. Apaga las notificaciones mientras está trabajando (en el servicio de atención al cliente de una tienda de muebles), pero la aplicación ha mejorado mucho su experiencia durante los desplazamientos hacia y desde el trabajo. Antes de WhatsApp, solÃa escuchar música y mirar a su alrededor, pero ahora además intercambia bromas, organiza reuniones con sus amigos, coquetea y se mantiene en contacto con su familia. WhatsApp funciona mejor que Facebook, que es más difÃcil de manejar en pantallas pequeñas. Carla también siente que el contenido de WhatsApp se lo envÃan directamente a ella, mientras que en Facebook se ve obligada a ver lo que la gente quiere compartir.
Carla considera WhatsApp como un instrumento de entretenimiento en lugar de utilizarlo con fines comerciales o profesionales. Pero sus contenidos cuentan una historia diferente. Por ejemplo, ella y una amiga acababan de intercambiar imágenes de revistas de decoración de interiores. Su amiga planeaba renovar su dormitorio y Carla la puso en contacto con un carpintero que podrÃa hacer el armario que su amiga querÃa. De este modo ayudó a ambas partes, ya que el carpintero también es amigo suyo.
Aquel mismo dÃa tuvo un largo intercambio en WhatsApp con sus compañeros de la universidad. Estaban planificando una reunión para el fin de semana y querÃan tener helado durante la reunión. Entonces Carla envió un mensaje a su prima, que tiene una pequeña heladerÃa. Incluso hizo que su prima fotografiase la tienda para mostrar los tamaños de los helados industriales, y convenció a sus compañeros de clase de que conseguirÃan un mejor producto por menos dinero.
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